jueves, 19 de febrero de 2009

La Caja X (primera parte)


Anoche no dormí bien, mi sueño fue algo intranquilo y extraño. Soñaba que subía a un lugar muy alto, un escenario en realidad. Todos los presentes me miraban y gritaban llenos de excitación. Era un concierto, tenía una guitarra y yo era una “Rock Star”. Todo es culpa de la caja X.
I
Mi primer encuentro con ella fue hace ya unos años atrás, me encontraba en el último año de preparatoria y mi novio de ese entonces hablaba mucho sobre ella. Un día llegó con los ojos desorbitados, el cabello revuelto y visiblemente agitado diciéndome que sus padres le habían regalado una de esas dichosas cajas X. La describió de tal manera que todo indicaba que era la octava maravilla, se podía escuchar música, ver películas, jugar y muchas cosas más en esa cajita. En verdad que yo no entendía porque tanto alboroto por ese aparato.
Una semana después me invitó a su casa a conocer la famosa caja X. Al llegar sus hermanitos llegaron corriendo diciéndome que tenía que jugar con ellos, que me iban a ganar, que eran los mejores jugadores. Accedí con tal de conocer el famoso aparatito; era una caja negra, algo así como el C.P.U. de una computadora, pero a su vez parecía un reproductor de DVD. En fin, ahí estaba aquello que causaba tanto furor y revuelo, jugué un rato hasta que los pequeños se cansaron de ganarme en cada juego.

II
Años más tarde, en realidad dos nada más. Cuando me encontraba ya empezando la carrera; conocí gente nueva. Había un grupito de chicos que se decían ser los más populares y guapos de mi facultad que siempre andaban juntos de un lado para otro. Uno de ellos: Roberto, era novio de una amiga: Martina. Ella se quejaba constantemente de su novio, ya que en muchas ocasiones la iba a visitar tarde o simplemente no lo hacía por quedarse con sus amigos. A mi siempre me pareció muy extraño que se la pasaran tantas horas en casa de uno de ellos, que nunca contestara el celular y mucho menos salieran al llamado de la puerta.
Martina y yo decidimos investigar cual era el motivo de esas extrañas reuniones. Llegamos a casa del amigo de Roberto, era una casa grande con rejas y un jardín algo peculiar. Después de hacer las acrobacias más espectaculares para poder brincar la reja, estábamos listas para ingresar a un circo y a su vez nos encontrábamos en el interior de la casa.
­­­­-A esto se le llama allanamiento de morada.- dijo Martina con el semblante algo descompuesto.
-Cállate y vamos.-Le contesté en voz baja.
Por fin estuvimos junto a la ventana del cuarto en donde supuestamente estaban Roberto y sus amigos, con mucho cuidado
Ahí estaban los cinco chicos, abobados, mirando la TV, con unos controles en las manos y justamente bajo la televisión se encontraba una caja X. Sólo que ya no era como la de años atrás, ahora era blanca y más bonita.
Martina y Roberto cortaron esa misma noche.

III
Un año después, cuando la historia de Martina y Roberto estaba más que olvidada; conocí a Demetrio, era un chico encantador a simple vista, tan delgado que parecía que al menor movimiento se rompería. Tengo que admitir que resultaba agradable platicar con él, compartíamos los mismos gustos musicales, estudiábamos carreras afines; todo un sueño.
Todo se derrumbó…. Cuando me dijo que su mayor afición era jugar con la caja X; pero más aún al sacar a relucir que el era el campeón de campeones de las “retas de H3”. Quedé horrorizada, en seguida recordé la historia de Martina y sentí unas nauseas terribles. Nunca más supe de Demetrio, o más bien el nunca supo más de mi.